LAS CIUDADES QUE MIRAN A LA TIERRA. HUERTOS URBANOS

Una de las estrategias que vienen proliferando en muchas partes del mundo, y también en España, son los huertos urbanos, concretamente los de carácter municipal. Se trata de una forma más de alcanzar mejores metas de sostenibilidad para las ciudades porque permiten recuperar parcelas abandonadas o condenadas al abandono, al tiempo que permiten activar el papel social de la ciudadanía y aumenta entre la misma la concienciación ambiental.

Según manifiesta el colectivo Ecologistas en Acción, en nuestro país se superan ya los tres millones de metros cuadrados que han sido destinados al cultivo de verduras y hortalizas de autoconsumo a través de este tipo de iniciativas, una práctica necesaria que aumenta cada día con un incremento significativo de personas usuarias que lo demandan.

Las ciudades que apuestan por este tipo de iniciativas (ciudades que “miran a la tierra”) están contribuyendo, sin lugar a dudas, a crear ciudades más sostenibles. No se trata solamente de “introducir paisaje verde” en las ciudades, algo que por otro lado ya existía en los orígenes de las poblaciones cuando el residir se combinaba con la agricultura en determinados enclaves de las ciudades originarias como modo de vida tradicional; debemos tener muy presente que necesitamos revertir la situación actual de “islas de calor”, y la introducción de la agricultura a escala doméstica en las ciudades juega un papel importante en ello.

Incluso la necesidad de que los barrios sean capaces de producir ciertos alimentos a través de la puesta en marcha de huertos urbanos ha quedado patente, tal como ha expresado Greenpeace, con la actual crisis de la COVID 19. En este contexto, Greenpeace defiende que «es necesario impulsar la agricultura urbana y periurbana, local y sostenible», y nos recuerda que los núcleos urbanos son responsables del 75% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2).

Por todo ello, tal como se ha venido desarrollando en diversas localizaciones del mundo, los Huertos Urbanos Municipales cultivados de forma sostenible son un instrumento que mejora la calidad ambiental de las ciudades y la calidad de vida de los/as ciudadanos/as.

Aunque España entra con retraso, si nos comparamos con muchos países de Europa donde este modelo de agricultura alternativa ya se ha convertido en una tradición desde hace algunas décadas, lo cierto es que muchas ciudades españolas vienen, desde hace algunos años, implantando este tipo de huertos en sus tejidos urbanos.

Es el caso de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que en la actualidad ya suma un total de 9 huertos urbanos de cultivos ecológicos, con la puesta a disposición para ello de numerosas parcelas. Concretamente son los siguientes:

  • El Amanecer (Casablanca III). Cuenta con 41 parcelas en 1.874 m2. Fue inaugurado en 2010.
  • El Lasso. Cuenta con una superficie total de 5.220 m2 distribuidos en 58 parcelas. Su inauguración fue en 2012.
  • Huerto Pambaso. Se puso en marcha en 2011 y tiene una superficie total de 13.575 m2 y 43 parcelas.
  • El Polvorín. Se distribuye en 18 parcelas y 4.000 m2. Se inauguró en 2010.
  • Jinámar. Con 2.256 m2, se compone de 46 parcelas. Su origen se remonta a 2014.
  • La Mayordomía. Inaugurado en 2013, cuenta con una superficie de 3.728 m2 en la que se localizan unas 35 parcelas.
  • Luchana. Se puso en funcionamiento en 2012. Dispone de 16 parcelas y una superficie total de 721 m2.
  • Pino Apolinario. Cuenta con 12 parcelas distribuidas en 1.067 m2. Se inauguró en 2012.
  • Siete Palmas. Es el primer huerto urbano en ponerse en marcha en la capital grancanaria, inaugurándose en 2009. Cuenta con 31 parcelas distribuidas en 6.788 m2.

En el conjunto de estos nueve huertos urbanos y sus parcelas, se llevan a cabo tareas agrícolas con cultivos ecológicos. Integran un enorme potencial vinculado a la participación ciudadana, puesto que la producción se asocia al consumo familiar, siempre desde un enfoque social y ambiental.

Estos huertos urbanos se desarrollan, normalmente, en terrenos públicos, que prepara el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para su uso como tal, encargándose de las infraestructuras para el abastecimiento de agua y accesibilidad, preparar el espacio y dotarlo del equipamiento agrícola (invernaderos, cuartos de aperos, etc.) A partir de ahí, se ofrecen a la población para su puesta en uso, ya sean colectivos o ciudadanos en general que quieran solicitar este recurso, que siempre será por un tiempo limitado y debiendo cumplirse las medidas y normas de cultivo, con criterios de agricultura ecológica.

Imagen: Huerto urbano de Pino Apolinario, en el barrio de Guanarteme en Las Palmas de Gran Canaria. Fotografía: Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

Incluso el Ayuntamiento pone a disposición de la ciudadanía que participe de estos huertos urbanos, tanto los colectivos como las personas a nivel individual, un curso sobre la iniciación a la agricultura ecológica con un técnico que asesora a los usuarios a pie de campo.

En esta misma línea y desde la aportación a esta estrategia de ciudades sostenibles, en nuestro estudio estamos integrando en algunos de los proyectos de regeneración y renovación urbana y rural de barrios, la preparación y puesta en marcha de huertos urbanos municipales. Es el caso del Programa de Regeneración de Renovación Urbana (ARRU) de Cuesta Caballero, en el municipio de Ingenio, donde hemos integrado como una de las actuaciones a desarrollar, la utilización de zonas ajardinadas abandonadas para su conformación y gestión como huertos urbanos; una iniciativa auspiciada por el propio Consistorio y que creemos necesaria y eficaz para la consecución de los objetivos del proyecto.

En los próximos meses veremos cómo se materializa esta propuesta, pero estamos convencidos de que permitirá generar conciencia social y ambiental, al tiempo que contribuirá a mejorar las condiciones de sostenibilidad del barrio.

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